El
taller literario tiene el don particular de ser articulador para la
integración de las demás artes y el trabajo en redes, y es en este
camino de unión que se hará posible educar para la diversidad y hacer
posible una sociedad más justa y solidaria.
Propongo
la obra de Aníbal Sampayo con ese objetivo, para ello es necesario que,
los educadores, la mayoría la comiencen a leer, que la asimilen y la
incorporen, y saquen las
conclusiones de lo que estoy planteando. Bien podría estar en los
programas de los Institutos de Formación Docente para cuando el joven
maestro egresado ya, tenga claro cómo manejar este material, ya conocido,
discutido y asimilado, pueda insertarlo en su planificación..
El
arte implica un camino LIBERADOR donde todo es posible y hace el dulce
milagro de abrir puertas y quizás podamos
retener aquellos niños marginados del sistema y la mayoría desertores de
la educación popular.
La
palabra de Aníbal va acompañada de guitarra y arpa, (y otros
instrumentos) que alivian las tensiones y nos transportan a nuestros
montes, a la pampa muchas veces, a los sonidos de todos los pájaros, al
correr del agua, al sentir de ser orientales y el sentido latinoamericano.
No tiene fronteras, y el aprendizaje llega cálido con perfume a espinillo
y a laurel. Unido intrínsicamente a la problemática de la vida del
hombre.
La
esencia de nuestro idioma proviene de una conjunción de fauna y flora indígena
a la cual “ellos” le dieron nombres.
Ya
el nombre de nuestro país nos introduce al idioma de la selva, de los pájaros,
del murmullo sonoro y onomatopéyico de las grandes cataratas, de la miel
de las lechiguanas, del amor a la libertad. Su armónica profundidad, se
identifica con una raza de superior espíritu altruista, donde en cada
gesto conlleva la arcilla fundadora de su creador, Tupá.
Es
el idioma del pensamiento generador de ideas, capaces de poner el exacto
concepto de originalidad en cada frase construida, con la esencia misma de
la poesía y la clara filosofía de la vida.
La
incursión de los guaraníes por nuestra tierra data de mucho tiempo atrás
desde 1662, en las reducciones de San Miguel del Río Negro, en las que se
extraen los primeros, datos de su asentamiento. Pero la presencia
destacada comienza con los troperos de las Misiones Guaraníes, que sin
duda los que dejaron en sus continuas correrías de las vaquerías, los
nombres definidores de nuestro mapa nacional. Emilio Coni, lo documenta
con estas palabras: “Los primeros hombres que corretearon las cuchillas
uruguayas, que enlazaron, bolearon, desgarretaron reses bravas, que
hicieron cueros, sebeadas y que arrearon grandes tropas de ganado, y que
pasaron con ellas los grandes ríos, como el Negro, el Uruguay y otros,
fueron los Tapes, guaraníes de las Misiones”
URUGUAY
(Río que circunda todo el litoral uruguayo, y que da nombre al país)
URU,
( gallina de monte), GUA ( posesión de un lugar determinado ); Y (agua o
río). El significado sería entonces, Río de los Urúes, o de las
gallinas del monte.
Paysandú
fue fundado por indios guaraníes, y puesto principal al sur de las
Misiones Jesuíticas, con el centro de poder en Yapeyú, Corrientes.
Paysandú
fue fundado por indios guayanés, y puesto principal al sur de las
Misiones Jesuíticas, con el centro de poder en Yapeyú, Corrientes.
El
primer cacique de Paysandú, lo fue Vicente Arachuá, más conocido por
Misaí, y poseía campos de cuatro leguas a la redonda. Fue junto a otros
caciques integrante del cabildo Yapeyuano. Los nombres de otros
cabildantes eran: Inocente Taratá, Francisco Guayayá, Mariano Aybuy y
Felipe Caburé.
Luego
intentaron sacarles sus tierras: decía Marimón: “las
tierras que poseemos ( las Misiones ), se extienden desde el Ybycui, sobre
la margen del Uruguay, hasta el arroyo Bellaco, por espacio de 150
leguas…”
Si
se duda de la palabra de Sampayo, simplemente hay que reflexionar de todas
las palabras que nos rodean y usamos constantemente, inclusive el nombre
del departamento “Paysandú”.
(Del
libro “Nuestras Raíces,
Toponimia, Flora y Fauna guaraní en el Uruguay” de Aníbal Sampayo)
-
Siento muy hondo el sentir de la maestra Gabriela Mistral que enseña el
himno y la plegaria mientras los hierros le abren el pecho generoso y “más
anchas le dejan las cuencas del amor”.
Porque
supo decir: “Creo en mi corazón en el que siembra, por el surco sin fin
fue acrecentado. Creo en mi corazón siempre vertido pero nunca
saciado”.
Y
en el silencio sólo quebrado por el canto de un pájaro aparece alzarse
la voz de la pacifista que vivió combatiendo y defendió al “mujerío”,
al indígena, al labriego, al niño para que todos gozaran del derecho de
la educación y tuvieran en sus manos libros, además de aquel único
libro arrugado y vertical de trescientas montañas. A Gabriela, como
maestra, por sentir esa vocación inmensa y el amor hacia los niños y su
preocupación por aquel necesitado y viviendo en los horrores de la
pobreza. En sus trabajos literarios manifiesta siempre ese sentir tan
profundo por ellos, por el indio, por el labriego.
Y
en nuestro país, las voces siempre vigentes de los grandes maestros
Jesualdo Sosa, Julio Castro…”Las necesidades del niño no pueden
esperar, no podemos decir mañana”.
“El
pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la
instrucción del pensamiento y en la dirección del pensamiento”.
Ser
culto es el único modo de ser libre”. José Martí
Esta
propuesta está planteada como una forma distinta, creativa, en talleres
dinámicos expresivos donde el saber pueda entrar con el sonido de una
guitarra o un arpa, con sonidos de pájaros y olor a espinillos, buscando
todas las estrategias posibles para atrapar e incentivar a tantos niños
que el sistema educativo deja afuera.
Cuando
los educadores estudien y conozcan realmente la obra de Aníbal Sampayo
podrán corroborar por sus propios medios que, estarán educando en
historia, geografía, sociología, tradición, patrimonio…y sobre todo
en “valores”. Y llegará la contención necesaria donde se despierte
la capacidad de asombro, el sentido ético y estético que hará posible
la formación de seres más bellos, más buenos, mejores y sobre todo
“críticos”. Por supuesto que, esta forma creativa estará
alimentando, cimentando, cooperando con todas esas áreas educativas que
solicita la programación por niveles, no suplantando sino
“cooperando”, y la historia, geografía, ciencias naturales, lengua,,,
no será tan árida, sino que tendrá el don de endulzar y darle el sabor
rico que se necesita para poder asimilar, entender y aprender con otra
estrategia..